Existe un experimento muy ingenioso, aunque imaginario, que resulta muy interesante.
Dicho experimento consiste en una caja cerrada herméticamente, un gato, un gas venenoso metido en una botella y una partícula radiactiva con probabilidad de desintegración del 50 %.
El gato se encierra en la caja y se conecta la botella a la partícula radiactiva tal que si se desintegra rompe la botella, el veneno sale y el gato muere.
Tras un intervalo de tiempo, la partícula se ha podido desintegrar o no, debido a su probabilidad del 50 %.
Si se ha desintegrado, el veneno habrá matado al gato; si no lo ha hecho, el gato continuará vivo.
Desde el punto de vista clásico de la física, el gato estará o bien vivo, o bien muerto, y sólo lo sabremos abriendo la caja.
Desde el punto de vista cuántico, el gato está vivo y muerto al mismo tiempo, y no lo sabremos hasta que abramos la caja.
Es una paranoia. Es una paradoja. Es increíble. Es una locura.
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